Amor, deja que te sueñe/
sois refugio de cobardes/
Los segundos que empeñé/
son vistazo de ignorante/
Premios de dolor, no merman/
quizá son los más triviales/
cuando por mi escarcha interna/
pues los besos son carnales/
como acero de puñales/
que se clavan en la piedra/
me traspasan con sus males/
Regalaban vida eterna/
sabré yo sus intenciones/
Antes, matan realidades/
Luego, marchan desleales/
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